Gracias al inbound marketing o marketing de atracción es posible convertir a extraños en no solo clientes, sino promotores de un negocio.
En los años 60, la década dorada de la publicidad tradicional que tan bien muestra la serie Mad Men, los empresarios se preguntaban cómo atraer más clientes a su negocio. La respuesta era invariablemente invertir en televisión, radio, prensa o vía pública, a través de una agencia creativa, como Sterling Cooper.
Eran los tiempos del llamado “marketing de la interrupción” (outbound marketing). El público aceptaba de buena gana que el contenido fuera interrumpido por un mensaje publicitario.
Un mundo donde una empresa pequeña o mediana no tenía acceso a esas plataformas porque los medios masivos estaban fuera del alcance de su presupuesto.
Una época en que era válida la regla de John Wanamaker, el padre de las tiendas por departamento: “Yo sé que la…
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