Solo con procesos eficientes y eficaces, libres de desperdicios o sin grasa, se pueden lograr resultados excepcionales.
Existe una necesidad imperiosa de revisar los procesos y aplicar estrategias, metodologías y herramientas de gestión, que permitan mejorar los rendimientos, sin mermar y ojalá fortaleciendo la prioridad por las personas —tanto clientes como colaboradores—, en función de los objetivos perseguidos y de la agregación de valor de cada organización.
Es en esta línea que surge el concepto y la metodología lean (delgado, flaco, sin grasa, esbelto).
Los procesos podrían ser calificados como lean si tienen las actividades justas y necesarias para cumplir con sus propósitos, haciendo un uso eficaz y eficiente de los recursos disponibles.
Todo lo demás, es decir, aquellas acciones innecesarias (o, por el contrario, omisiones de acciones), que no apunten a los objetivos y que impliquen un deficiente uso de los recursos, no tienen cabida, deben…
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