
La evaluación de desempeño tiene el desafío de interpretar los resultados con una mirada más amplia que la productividad. Hoy es fundamental medir resultados agregando aspectos subjetivos.
El interés y preocupación por medir el desempeño se origina principalmente para dar evidencia o demostrar la efectividad con que podemos cumplir los compromisos que hacemos a otras personas o a nosotros mismos.
Un ejemplo coloquial en este sentido se produce cuando nos referimos al “valor de la palabra”, es decir en qué medida podemos creer o confiar en el compromiso de alguien. En esta idea de “valor”, se concentra la esencia de la acción por medir, ya que de esta manera será posible o no, generar confianza en las relaciones personales en cualquier ámbito; incluso en las relaciones de pareja o familiares se suele hacer la pregunta “¿cuánto me quieres?”.
Por supuesto que no aplicamos un indicador de…
...¿Te gustó? Inscríbete a nuestro newsletter