La reputación corporativa se construye a partir del tono ético y la cultura de integridad en la empresa, un sólido gobierno corporativo y una adecuada estrategia de comunicación.
San Pablo se lamentaba diciendo “Por qué hago el mal que no quiero y no hago el bien que quiero” (Romanos 7:19). Hay tres partes en esta afirmación, una inclinación del hombre al mal, la conciencia de que esa conducta es inadecuada, y un anhelo de hacer el bien.
Esto sugiere que debemos formar nuestra conciencia para discernir situaciones que nos plantean dilemas éticos, y fortalecer nuestra voluntad para actuar de la manera dictada por la conciencia.
Como seres humanos, no estamos forzados a actuar mal, aunque tengamos inclinaciones que incentivan comportamientos impropios. Lo normal es que “anhelemos el bien”. Pero no es tarea fácil “hacer el bien”. Requiere discernimiento y voluntad.
Para discernir mejor, las distintas religiones y…
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