
Para responder a la crisis de sentido y a la crisis de valores necesitamos volver a hacernos las preguntas de siempre.
Qué duda cabe que vivimos un tiempo de crisis. A la crisis social que en Chile nos ha acompañado desde octubre de 2019, se suma ahora el coronavirus, que ha venido a trastocar completamente nuestra forma de vida y está trayendo ansiedad e incertidumbre a tanta gente que ve desaparecer o peligrar sus puestos de trabajo.
No estamos preparados para ver la muerte tan de cerca. ¿Cómo no lamentar la pérdida de un ser querido, a quien ni siquiera se ha podido acompañar a causa del aislamiento en que vivimos? ¿O no temer salir a la calle a buscar el sustento diario y no saber si vuelves contagiado, lo que implica contagiar a tus seres queridos?
¿Cómo debemos plantearnos frente a una situación tan compleja?…
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