La Transición Energética (TE) representa un viaje transformador dentro del sector energético global, pasando de un sistema energético basado en fósiles a uno caracterizado por emisiones netas de carbono cero para la segunda mitad de este siglo.
Este cambio monumental implica una profunda transformación tecnológica, reemplazando o adaptando la infraestructura existente y construyendo sistemas de energía más limpios para satisfacer el aumento esperado del consumo de energía y electricidad.
Los principales beneficios de la Transición Energética (TE) están estrechamente ligados a la meta de limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de 1,5°C.
Esto desempeñaría un papel crucial en la prevención de eventos catastróficos relacionados con el cambio climático en nuestro planeta; como el aumento del nivel del mar, sequías e incendios forestales, así como el incremento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos, como huracanes, tormentas tropicales, inundaciones y olas…
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